En Cataluña los preparan "a la llauna" (lata) y son exquisitos. En Chiclana, por San Juan, son típicos los caracoles pequeñitos cocinados con especias y picantes... uhmmm ¡¡que buenos!!.
Peeero, peeeero, peero.... a pesar de haberlos degustado en sitios recomendados como los mejores del mundo mundial......jamás me han sabido tan ricos como los que comíamos en Zaragoza, en la torre de la Tía Gloria..... ¡¡¡como aquellos.....ninguno!!!!
"La caracolada", así la llamábamos, se hacía en septiembre y era un día muy especial: caracoles picantes, sin picar con tomate, conejo guisado de varias maneras, postre casero y acompañado de un buen vino tinto potente que elaboraba en sus barricas el Tío Serafín!!!.
Así que esta receta va por ellos y en especial por el Tío Jesús, que sé que es un fiel seguidor de mi blog!!!. Muack!